Reflexiones Oración de gracias, la oración de Ana 23 agosto, 201724 agosto, 2020 by svsl La constante más estable de las oraciones del Antiguo Testamento es, sin duda, su relación con el plan salvífico de Dios. En las Sagradas Escrituras observamos que se ora a partir de lo que ha sucedido (pasado), de lo que sucede (presente) o para que suceda algo (futuro), a fin de que se dé a la tierra la salvación de Dios. Todos los grandes personajes de la Biblia tuvieron, bajo circunstancias muy particulares, un momento de oración profunda y sincera con el Señor. Cada acontecimiento memorable de la historia de la salvación va acompañado de una oración poderosa ya sea por lo que sucedió, por lo que estaba sucediendo o para que sucediera. La historia de Samuel no fue la excepción, pero ¿Quién fue Samuel? Permíteme compartirte unos datos interesantes de este gran hombre de la antigüedad, ya que su figura es sumamente importante para el pueblo de Dios: Es quien cierra la etapa de los jueces – caracterizada por personajes heroicos como Sansón y Gedeón – y abre paso a la monarquía con su primer rey: Saúl.Samuel será el escogido por Dios para ungir al rey más representativo que tendrá el pueblo judío: David. De éste dirá Dios “Es un hombre conforme a mi corazón” y en él Dios cimentará la promesa mesiánica del nacimiento del Hijo de Dios: Jesús.Su vocación iniciará en la infancia con la famosa frase utilizada, hasta el día de hoy, para desarrollar el tema del llamado y la atención a este: “Habla Señor que tu siervo escucha” A estas alturas ya te estarás preguntando ¿Qué tiene que ver todo esto con el título sobre la oración de Ana? Permíteme compartirte donde comenzó todo, porque la historia de Samuel inicia con la oración de su mamá: Ana. Para eso necesitaré que leas completo el primer capítulo del 1er Libro de Samuel. ¿Lo leíste? ¡Excelente! Comencemos. Como pudiste notar, Ana era una mujer estéril que sufría no solamente el dolor de no poder concebir, sino también, el desprecio de una sociedad que veía en esta situación una “falta de gracia” por parte de Dios. Además, la otra esposa de Elcana constantemente se burlaba de ella y le menospreciaba por esta situación. En medio de esta crisis, Ana, decidió orarle al Señor y ahí es dónde quiero detenerme para resaltar tres aspectos de dicha oración que nos iluminarán sobre cómo debería de ser la nuestra. “Llena de amargura como estaba, oró a Yahvé” (Versículo 10)¡Ora como estás! Algunas personas están esperando a “sentirse mejor” para elevar su oración a Dios. Otras creen que para hablar con el Señor es indispensable “estar limpios” y no falta quien considere que para dirigirse al Creador necesita oraciones sumamente elaboradas o rebuscadas como:“Oh Padre sempiterno…” o bien “Oh Dios omnisciente…”Sin embargo esta mujer nos muestra que al Señor podemos hablarle como estamos, como nos sentimos, como somos. Dios es nuestro padre y ¿Quién, para hablar con su papá, necesita preparar con antelación frases rebuscadas a fin de llamar su atención? ¡Nadie! Yo no conozco a nadie que necesite, antes de presentarse con su papá, elaborar un escrito elocuente para manifestar sus inquietudes, peticiones o reconocimientos. Simplemente llegamos, saludamos y le hablamos sobre lo que queremos abordar. Punto. Ora al Señor así como estás. El libro de Daniel nos ilumina un poco mejor sobre este tema. Dios respondió a la oración de Daniel de esta manera: “No temas, Daniel, porque desde el primer día en que tú intentaste de corazón comprender y te humillaste delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras, y precisamente debido a tus palabras he venido yo.” (Dn 10,12) ¡Dios escucha intentos! “Yahvé Sebaot”. Ana llama a Dios: “El Señor de los ejércitos” (Versículo 11)Como vemos y tratamos a Dios es importante. La idea que tenemos de Dios es sumamente importante. Lee detenidamente esta frase: “Podemos orar contándole a Dios lo grandes que son nuestros problemas o podemos orar diciéndole a nuestros problemas lo GRANDE que es nuestro DIOS” Sabías que:El término “Yahvé Sebaot” aparece por primera vez precisamente en este relato de la oración de Ana a Dios y su respuesta a ella.A partir de este momento, será el término más utilizado para referirse a Dios en todas las Escrituras: aparece 284 vecesCuando David enfrentó a Goliat, será éste el término que utilice para referirse a Dios: “Dijo David al filisteo: Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo voy contra ti en nombre de Yahveh Sebaot, Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado” (1 Sam 17, 45) Y, por cierto, esta batalla será memorable.Esta expresión – Sebaot – aparece especialmente ligada al Arca de la Alianza y resalta la realeza celestial del Dios que “se sienta sobre los querubines” y además dirige la atención hacia las miríadas que rodean el trono de Dios. La corte celeste tiene múltiples funciones: canta la alabanza eterna de Dios, forma parte del gobierno de los Cielos y lleva a cabo en la tierra los mandatos divinos.La próxima vez que ores, no olvides utilizar este término, seguramente te recordará que Dios es el soberano de la tierra. Gratitud (Versículos del 26 al 28)Una vez esta mujer recibió su milagro regresó al templo para dar testimonio de la obra que Dios había realizado en su vida y a cumplir el voto que ella misma le había ofrecido al Señor.“Óyeme, señor, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Yahvé.Este niño era lo que yo pedía entonces. Y Yahvé me concedió la petición que le hice. Ahora yo se lo ofrezco a Yahvé para que le sirva toda su vida: él está cedido a Yahvé”1 Sam 1, 26-28Comparte, especialmente con aquellos que te han visto sufrir y suplicar, las grandezas que Dios ha hecho en ti, por ti y a través de ti. Regresa al lugar de tu oración de petición pero ahora con una oración de acción de gracias. Bendice al Señor que te lo ha dado todo con tus labios y con todo tu ser. Nunca olvides lo que escribió el salmista:“Bendice alma mía al Señor y no olvides ninguno de sus beneficios” (Sal 103,2) Marlon Cardona Berges.
Reflexiones Adoración 23 agosto, 201724 agosto, 2020 by svsl Entre nosotros los seres humanos hay ex precio es muy comunes como: “te adoro”, “eres mi adoración”. Estas expresiones significan el amor que una persona tiene a la otra y que significa una total entrega. Un amor sin límites, un amor incondicional, unidad para toda la vida. Esta palabra, que se convierte en una acción religiosa retoma una significación parecida a la de las personas, pero aquí adquiere unos matices más profundos en la relación de las personas con Dios.La adoración es un estado espiritual contemplativo en el que el ser humano se sobrecoge maravillado, estableciendo una comunión íntima con Dios. Adorar significa ‘amar al extremo a Dios”. Es como una iluminación espiritual que permite entrar en contacto con Dios, es poder tocar a Dios.La adoración se puede entender como una actividad, como una vocación, como un estilo de vida. En el Nuevo Testamento la palabra «adorar» quiere decir ‘actuar piadosamente hacia alguien o algo o ‘hacer reverencia, dar obediencia a alguien. Es una total entrega a Dios y su proyectoSegún el Nuevo Testamento el ser humano debe adorar a Yahveh Dios «con los labios», alabándole y dándole gracias por los bienes recibidos (Carta de san Pablo a los efesios5.19-20), y «obedeciendo su voluntad» (Carta de san Pablo a los romanos 12.1-2). La adoración como obediencia a Dios, servicio a Dios, podemos citar:“Solo a Dios se debe adorar y servir” (Lucas 4:8).“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” (Mateo 22: 37). “Ustedes demostrarán que me aman si obedecen lo que les mando'” (Juan 14:15).Jesús dijo: «¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece» (Juan 14:21).Esto simplemente reafirma que la forma de vida debe estar ‘regida’ por los preceptos de Dios. Todo lo dicho hasta el momento confirma que la adoración es la actitud del cristiano hacia Dios como su único Señor. Solo a él se adora, solo a él le sirvo, solo ante él me arrodillo. Es el amor primero y el amor último. Desde Jesús de Nazaret, la adoración de convierte en un encuentro personal, donde él te llama a ser su discípulo y a colaborar en el Proyecto de Reino de Dios. Adorar es ser discípulo de Jesús. Adorar es seguir. Por todo lo anterior vemos en el Nuevo Testamento que Jesús caminando a la orilla del lago llama a Pedro, Santiago, Juan… Para que le sigan. Desde este momento se genera una vinculación con Jesús que será para siempre, que será hasta la muerte, hasta llegar a la cruz. Esta vinculación genera unos lazos y unas condiciones muy claras que en su máxima expresión son ser igual que el que llama, ser igual que Jesús. El que adora tendrá que caminar como Jesús caminaba, hablar como él hablaba, pensar cómo él pensaba, amar como él amaba. Adorar se convierte en un estilo de vida, en una marta de ser. Llegar a vivir con los mismos sentimientos de Cristo, vivir a la manera de Dios. Todo esto se convierte en una realidad cuando estamos en la Eucaristía o cuando estamos frente a Jesús sacramentado, pues aquí nos hacemos discípulos, nos hacemos una con Jesús en su vida y su proyecto. Esa es la verdadera Adoración. La adoración en la vida de nosotros los cristianos se convierte en una oración contemplativa y profunda que significa doblar las rodillas del corazón que nos convierte en hombres y mujeres en total libertad para amar y para servir a los más pequeños y sencillos de este mundo. El verdadero adorador es la persona que todo lo Hace movido por el amor. Terminadas estas reflexiones podemos hablar de tres tipos de adoración que nosotros y nosotras debemos tener en la vida cristiana: La adoración en la Creación:En la acción del ser humano y especialmente del cristiano una primera manera de entrar en contacto con Dios es la creación. Recordemos los primeros capítulos del libro del genes es que nos describe de una forma majestuosa como Dios crea la naturaleza y donde el calmen de ella es el hombre y la mujer. Nos creó a imagen y semejanza de Dios, nos creó para el y nos hizo para el. De todo esto surge una enorme espiritualidad donde el ser humano desde el contacto con la naturaleza puede encontrarse con Dios, puede adorar a Dios por su inmensa grandeza. San Pablo en la carta a los Efesios nos dice que “Jesús es la imagen visible de Dios”. San Buenaventura, un fraile franciscano, que nos hablará en sus escritos constantemente del encuentro con Dios en la armonía de la Creación. Hay por tanto toda una teología de la creación.Todo lo dicho anteriormente nos lleva a la adoración constante día a día admirando y contemplando la obra de Dios que es la creación.La adoración a los cuatro evangelios:Otro camino fundamental para el encuentro con Dios y la adoración verdadera es la lectura constante de los cuatro evangelios, pues en ellos se presenta la imagen fiel de Dios: Jesucristo. San Juan nos dista que tanto amo Dios al mundo que envió a su propio Hijo. Pedro el los evangelios sinópticos nos dirá de Jesús: tú eres él Mesias el hijo del Dios vivo. El sentirían al pie de la Cruz dirá: verdaderamente es hijo de Dios.Todo lo anterior nos confirma que por medio de los evangelios podemos llegar a una auténtica adoración, que es encuentro con Jesucristo, donde san Juan Bautista dice este el el Cordero de Dios, donde en la última cena Jesús dice tomen este pan que es mi cuerpo. Los evangelios, por tanto se convierten en la base y fundamento de nuestra verdadera adoración. Hay que leerlos detenidamente y desde el inicio hasta el final. Si esto haces estás realizando una verdadera adoración.La adoración a Cristo Eucaristía:Los evangelios nos atestiguan que Jesús quiso quedarse con nosotros en los signos sencillos del pan y el vino, cuando celebraba la última cena. Los discípulos de Emaus descubren a Jesús al partir el pan. Esto llevará a que la camino das cristiana célebre la Eucaristía que es el momento por excelencia de encuentro con Dios, de encuentro con Jesucristo. Este momento comunitario se convierte en la verdadera adoración, pues hasta puedo comer al mismo Dios, él se hace uno conmigo. Además contamos con el santísimo en reserva en cada iglesia y en las exposiciones de las horas Santa los jueves, y aún más, con las capillas de adoración perpetua.En todos estos momentos podemos entrar en una auténtica adoración. Concluimos diciendo que puedes adorar a Dios y a Jesús en la creación, en la lectura de los evangelios y en la Eucaristía y exposición del santísimo. Pero no olvides que la adoración es un proceso que debe llevarte a ser como Cristo, a tener sus mismos sentimientos, a ser igual que Cristo. Fr. Carlos Portillo.OFM
Reflexiones Jesús, extendió la mano y lo tocó 23 agosto, 201724 agosto, 2020 by svsl Lucas 5,12-16 ¿Quién no ha experimentado los síntomas de las enfermedades y ha sufrido el dolor que produce esta alteración fisiológica, que puede darse en una parte o en todo el cuerpo? Por supuesto que todos, unos en mayor grado que otros. Sin embargo es muy difícil cuando se está sano ponerse en el lugar del enfermo o por lo menos cerca, incluso en muchos casos se puede pensar que lo mejor será alejarse de aquella persona. El evangelio de Lucas nos relata que un día estaba Jesús, en un pueblo donde había un hombre enfermo de lepra… obviamente en un pueblo hay muchísimas personas pero Jesús, estaba justo enfrente del enfermo y de un ¡LEPROSO¡ déjame aclarar que en tiempos de Jesús, la lepra era una enfermedad incurable muy contagiosa y con muchas consecuencias sociales y religiosas entre las cuales resaltaba que los leprosos debían habitar en las afueras de los poblados lo cual implicaba una marginación y una exclusión total de la familia y la sociedad. Pero JESÚS, ESTABA ALLÍ. Podemos notar con mucha claridad como Jesús, está con la persona que más lo necesita. Con el enfermo, con el triste, con el deprimido, con el que se siente solo. Está contigo. Otro aspecto importante es la actitud del enfermo, llama la atención que aquel leproso al ver a Jesús, cayó rostro en tierra y le suplicó “Señor, si quieres puedes limpiarme” vemos una actitud humilde y suplicante por parte del enfermo lo cual para él es favorable ya que Jesús pone atención no solo en su enfermedad sino en su fe. Cabe mencionar que también está la actitud de aquel enfermo arrogante que no cree que Jesús pueda hacer algo por él. Esto me pasó en una oportunidad cuando en un hospital le ofrecí a un enfermo poder hacer una oración por Él y me respondió que no y que saliera de su habitación. Siguiendo el relato del evangelio llama mucho la atención la forma en que Jesús, sana a este enfermo “EXTENDIO LA MANO Y LO TOCO” porqué tenía que tocarlo si solo su palabra era suficiente. Porque hay personas que se consideran indignas de recibir el amor, la misericordia y la sanidad de Dios. En tiempos de Jesús, era inaudito que una persona en su sano juicio tocara a un leproso, vale aclarar que la lepra enfermedad inmunda es también sinónimo de pecado, es por eso que la mano de Dios toca al hombre y lo sana, LO PURO TOCA LO IMPURO Y LO PURIFICA. Deja que Dios toque tu vida y la transforme para siempre. La oración es una constante en la vida de Jesús, los evangelios relatan en repetidas ocasiones cuando buscaba lugares solitarios para orar, así lo hizo para dar gracias o para pedir al Padre, por la salud de un enfermo. Orar por un enfermo es pedir para que sus dolores sean aliviados, su salud restablecida y debe hacerse con toda confianza con todo el corazón ya que es lo que el enfermo necesita. Como parte de mi servicio en una parroquia llevé por mucho tiempo la Sagrada Comunión y acompañé en oración a muchos enfermos de un hospital localizado al norte de la ciudad, fue una experiencia extraordinaria pues tuve la oportunidad de ver la mano de Dios, obrando y sanando a muchos enfermos por medio de la Comunión y la Oración. Sanados de la vista, sanados de úlceras en el estomago, sanados de la columna vertebral, tal es el caso de un joven que al lanzarse de un paracaídas este no se abrió en su totalidad y que después de un tiempo gracias a las oraciones logró su recuperación. También a familiares de enfermos que en estado crítico en la sección de cuidados intensivos eran sanados de heridas del alma y del corazón al recibir el perdón, o que con la ayuda del Señor, lograron perdonar las ofensas recibidas. Son muchos los casos en los cuales vimos la mano de Jesús, tocando y sanando todo tipo de dolencias. Orar por un enfermo es sentir compasión por el que sufre, es tener fe y confianza en el que todo lo puede, es convertirse en el momento crucial de un enfermo en un servidor del Señor, en un discípulo que hace lo que aprendió de su maestro, es rogar al Padre en el nombre de Jesús, por la salud de una persona muchas veces desconocida, es Rezar, Orar y esperar para ver un milagro. Nuestra actitud hacia el enfermo puede cambiar si seguimos el ejemplo de Jesús, a continuación detallo algunos consejos: Visita a las personas que conozcas que estén sufriendo alguna enfermedadOra, pide al Señor que alivie sus dolores y le sane de sus dolenciasSi está en tus posibilidades apoya económicamente para la compra de sus medicamentos. Y La Oración de Fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará, Sant. 5,15 Víctor Hugo Velásquez RodasGuatemala
Reflexiones La oración rompe cadenas 23 agosto, 201724 agosto, 2020 by svsl (Hech 16, 25…) La narración que nos presenta este pasaje neotestamentario tiene una enseñanza importante. No nos referiremos al milagro de la liberación extraordinaria de Pablo y Silas. Veremos, más bien, cómo estos apóstoles convirtieron la cárcel en un recinto de oración y evangelización. Jesús había señalado en la casa de Nicodemo que: “El viento sopla hacia donde quiere: Oyes su rumor, pero no saber de dónde viene ni adónde va.” (Jn 3,8) Se lo dijo a este hombre que, como buen practicante del judaísmo, pensaba que a Dios sólo le podía “contactar” en el templo de Jerusalén. Los ángeles, desde la eternidad, han alabado y servido a Dios. Ellos son los eternos alabadores del Altísimo. Jesús, con sus palabras y acciones, vivían en continúa alabanza a Dios. La Iglesia está convocada por Cristo para unirse en esta acción glorificadora. San Pablo nos dice que: “Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos… para alabanza de la gloriosa gracia que nos otorgó por medio de su Hijo muy querido” (Ef 1, 5). Además, como hemos dicho antes, la Iglesia está invitada a la alabanza divina: “Del trono salió una voz que decía: Alaben a nuestro Dios, todos sus siervos y fieles, pequeños y grandes… ¡Aleluya ya reina el Señor, Dios Todopoderoso! Alegrémonos, regocijémonos y demos gloria a Dios porque ha llegado la boda del Cordero, y la novia está preparada. La han vestido de lino puro, resplandeciente –el lino son las obras buenas de los santos-“ (Ap 19, 5-8). Por el bautismo, Dios nos ha convertido en nación de profetas, sacerdotes y reyes. La función sacerdotal implica la alabanza, en todo lugar. A nosotros nos toca repetir lo que hicieron y tuvieron conciencia las primeras comunidades. Cuando un cristiano se da cuenta que somos fruto de la gratuidad de Dios, es cuando despierta en nuestro ser el deseo del agradecimiento y la alabanza. Naturalmente que es el Espíritu quien nos motiva a elevar los brazos al cielo para alabarlo. Y el Espíritu, también, ha sido un don gratuito que hemos recibido desde el día de nuestro bautismo. La más grande alabanza que Jesús hizo a su Padre fue en la cruz, donando su vida, su sangre y todo su ser. Esta alabanza la repetimos cada vez que celebramos la Eucaristía. Es la máxima expresión y comunión con Dios. Pero de este sacramento debe nacer el deseo de llevar la alabanza a todos los rincones donde nos movemos. Recuerdo a un magistrado de la Corte Suprema de Justicia que, sin pena, llevaba a un sacerdote, y él con su guitarra dirigía los cantos, e invitaba en esa institución para celebrar la Eucaristía. Quizá ya no tenemos la fuerza de nuestros primeros misioneros (apóstoles) que en todo momento y en todo lugar alababan a Dios. San Pablo dice: “Ahora, hermanos, por la misericordia de Dios, los invito a ofrecerse como sacrificio vivo, santo, aceptable a Dios: éste es el verdadero culto” (Rom 1, 1). Recordemos que estamos destinados para la alabanza, proclamar eternamente: “Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo”. Esta alabanza hay que comenzarla desde aquí con nuestras palabras y acciones como nos aconseja san Pablo.Francisco Pérez.
Reflexiones Oración de alabanza 23 agosto, 201724 agosto, 2020 by svsl Lucas 1: 47 Sin duda alguna puedo afirmar que muchas personas y comunidades tienen en común que la oración de alabanza es la que menos tiempo tiene en su espacio de oración. A todos nos gusta pedir perdón y ser perdonados por el Dios de amor. No digamos la oración de peticiones que quisiéramos que fuera más larga ya que hay tanto que pedirle a Dios. Sé que te ha pasado muchas veces que estás orando y quieres dar gracias o alabar y cuando sientes estás pidiendo; tratas de retomar la oración y luego nuevamente estás pidiendo. ¿Sabes por qué nos pasa eso? La respuesta es simple estamos enfocadas en nosotras mismas; en nuestros problemas, en nuestras necesidades, en nuestras enfermedades, en nuestras propias batallas y no somos capaces de ver a nadie más que no seamos nosotras. Incluso no vemos a Dios que está frente a nosotros. La virgen María nos enseña en el evangelio de Lucas que nuestra actitud debe ser diferente. Sabemos muy bien cuáles eran las circunstancias que ella estaba viviendo; no eran nada buenas. Pudo ponerse a pedir por sus necesidades o por las de su prima Isabel, sin embargo de sus labios lo que sale es una alabanza para Dios en la cual reconoce toda su grandeza, poder y misericordia. Se alaba a Dios por él mismo. Esto lo hizo porque está llena del Espíritu Santo y lleva en su vientre a Jesús el cual vino a mostrarnos al Padre. De tal manera que nosotras debemos de estar llenas del Espíritu Santo y con Jesús en nuestro corazón para poder ver al Padre y reconocer todas sus cualidades. Alabar significa: ensalzar, celebrar y elogiar. Cuando vemos al Padre podemos reconocer todas sus cualidades y ensalzar, celebrar y elogiar su santo nombre. Podemos dejar de pensar en nosotras; para enfocarnos sólo en Él. Leí en un libro que una buena técnica es hacer una lista de las cualidades de Dios en orden alfabético por ejemplo: amoroso, bueno, cálido, dador, etc. Puedes escribir muchas cualidades con la misma letra y esto te ayudará a recordarlas cuando hagas tu oración de alabanza. Este es un buen consejo, sin embargo lo más importante es tener un corazón lleno de gratitud ante todo lo que Dios ha hecho, hace y hará en tu vida. Incluso podemos alabar a Dios por lo que estamos viviendo ¿Cómo puedo alabar a Dios por esto que me está pasando si no es nada bueno? Puedes pensar, pero déjame decirte que la oración de alabanza también tiene poder. Leí un testimonio en donde un hijo junto con su esposa luego de orar por muchos años para que su padre alcohólico dejara el vicio; escuchan del poder de la oración de alabanza y comienzan a alabar a Dios por eso y el resultado fue la conversión de su padre y por ende que dejara el vicio. Segunda de crónicas narra que Josafat puso a su ejército a alabar y glorificar a Yahvé y ganaron la batalla. Cuando Moisés está orando y tiene sus manos levantadas el ejército del pueblo hebreo ganaba la batalla pero si bajaba sus manos comenzaba a perder. Nuestras batallas las podemos ganar alzando nuestros brazos al Dios que tiene el poder para darnos la victoria. La oración de la virgen María es una oración confiada no viendo el presente sino el futuro. Reconociendo lo que Dios ha hecho y puede hacer por ella. Ruego al Señor porque cada día seamos más como ella y encontremos en la oración de alabanza todo lo que nuestra vida está necesitando. Necesitamos reconocer y estar conscientes de todas las cualidades de nuestro Dios para recordar que estamos confiando en un Dios grande y poderoso. Recuerda que un día estaremos cara a cara alabando a Dios junto con los ángeles por lo tanto empecemos a practicar. Diciendo: Alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios por los siglos de los siglos amén. Apocalipsis 7,12 Griselda de Velásquez.
Reflexiones Oración en momentos de prueba 23 agosto, 201724 agosto, 2020 by svsl La reacción natural del todo cristiano ante una enfermedad, dolor, angustias o preocupaciones es acudir a Dios pidiendo que pare esa situación por medio de la Oración, al punto de gritar como lo hizo el discípulo Pedro cuando sintió que se hundía en el agua a pesar que Jesús lo había llamado a caminar sobre el agua para llegar a donde Él estaba (Mat 14,22 ). Los momentos difíciles o de prueba nos hacen pedir ayuda, gritamos auxilio, y pensamos que Dios se olvidado por un momento de nosotros y más aun cuando no llega una respuesta rápida para solucionar nuestra situación, que difícil resulta la espera, a diferencia de cuando estamos bien, el tiempo vuela. Lo maravilloso es que somos mujeres de fe, sabemos a quién acudir con esperanza, en esos momentos de prueba, sabiendo que Dios ha prometido nunca abandonarnos. Lo que no sabemos es: ¿Cómo orar en los momentos de prueba? Déjame compartirte que uno de los momentos más difíciles en mi vida fue: el no poder controlar mi cuerpo, la confusión de mis pensamientos, la impotencia de no poder valerme por mi misma a causa de un infarto cerebral en el lóbulo derecho que me llevo a la cama, sin entender cómo pudo sucederme, de un momento a otro, olvidando muchas cosas de mi pasado. A los dos meses me sucedió un segundo infarto en esta ocasión afecto el cerebelo, motivo por el cual perdí el equilibrio, no podía pararme, sentía mareos , vómitos . Viviendo sola, más sabiendo que el Señor estaba conmigo, pero en un silencio profundo, eso me dolía mucho; no lo entendía, extrañaba su voz. Todo esto me llevo a reflexionar a interiorizar y hable con Dios pidiéndole perdón por aquello que con o sin voluntad pude haber cometido y por no aceptar con paciencia lo prueba que estaba pasando. Entre tantas personas maravillosas que me visitaban y oraban por mí hubo alguien muy especial que se acercó y me dijo: Este desierto yo lo viví y por experiencia te digo: – Ya no te desgastes pidiéndole a Dios, Él ya sabe lo que necesitas solamente alábalo y alábalo. Y otra cosa ahora es que necesitas una mamá, recuéstate en los brazos de María Santísima y deja que ella siga intercediendo por ti. Yo tome su consejo, entre en una mejor actitud de Oración y comencé a alabar a nuestro Dios por ser: El Único Señor, el Todo poderoso, Fiel, Omnipotente, el hacedor de toda la Creación, por su Poderío, su eterno amor, el único Sanador, el único que puede hacer milagros… En medio de mi prueba yo alababa a Dios, También comencé a pedir a todas las personas que me visitaban que alabaran a Dios, que cantaran alabanzas y a quién sabía tocar guitarra le pedía que la tocara para seguir alabando al Señor. Amadas hermanas una vez más podemos ver que la Alabanza rompe cadenas Alaben, Alaben al Rey de la Gloria. ¿Sabes una cosa? Cuando hacia mi oración y lo Alababa diciendo lo que Él era, lo que él es y lo que él será, lo comprometí y realizo el Milagro en mi vida , todo paso . Volví a hablar correctamente, volví a recuperar mis movimientos, mi fuerza, me pude parar y caminar para la Gloria de Dios! Así dice la escritura Azarías en medio de fuego al cual había sido sometido por el Rey Nabucodonosor por no querer adorar a sus dioses de pie en medio del fuego tomo la palabra y oro así: Bendito seas Señor Dios de nuestros Padres digno de alabanza, que tu nombre sea glorificado eternamente porque eres justo en todo lo que has hecho, todas tus obras son verdaderas, rectos todos tus caminos y verdaderos todos tus juicios (Dan. 3,26) . Si continuas leyendo el pasaje bíblico te darás cuente que toda la oración es de alabanza al Señor en medio de la prueba, en medio del fuego “nunca fueron chamuscados” al contrario el Rey de ese tiempo ordeno que lo respetaran con su fe y sus creencias. Amada Hermana en medio de tu prueba Alaba al Señor! Porque cuando tú alabas: El enemigo saldrá huyendo Te haces humilde, ante su grandeza, tú eres pequeñita, una necesitada de Él. Te llenas de consuelo y te llenas de alegría. Te hace olvidar el dolor y la soledad. Te hace cantar y los demás se unen a ti. Gracias por leer esta historia que ha sido real, sé que un día partiremos a su presencia más, mientras vivamos en este mundo no importando las circunstancias te recomiendo hacer tu oración de Alabanza junto a nuestra Madre Santísima quien estará intercediendo ante su hijo Jesucristo por ti.No olvides en medio de la prueba: “El ya sabe lo que tú necesitas, dile a Él lo que tú crees que es Él”. A ti sea toda la Gloria Señor por los siglos de los siglos. Amén. Betty Fajardo.