Entre nosotros los seres humanos hay ex precio es muy comunes como: “te adoro”, “eres mi adoración”. Estas expresiones significan el amor que una persona tiene a la otra y que significa una total entrega. Un amor sin límites, un amor incondicional, unidad para toda la vida.
Esta palabra, que se convierte en una acción religiosa retoma una significación parecida a la de las personas, pero aquí adquiere unos matices más profundos en la relación de las personas con Dios.La adoración es un estado espiritual contemplativo en el que el ser humano se sobrecoge maravillado, estableciendo una comunión íntima con Dios. Adorar significa ‘amar al extremo a Dios”. Es como una iluminación espiritual que permite entrar en contacto con Dios, es poder tocar a Dios.La adoración se puede entender como una actividad, como una vocación, como un estilo de vida.
En el Nuevo Testamento la palabra «adorar» quiere decir ‘actuar piadosamente hacia alguien o algo o ‘hacer reverencia, dar obediencia a alguien. Es una total entrega a Dios y su proyectoSegún el Nuevo Testamento el ser humano debe adorar a Yahveh Dios «con los labios», alabándole y dándole gracias por los bienes recibidos (Carta de san Pablo a los efesios5.19-20), y «obedeciendo su voluntad» (Carta de san Pablo a los romanos 12.1-2).
La adoración como obediencia a Dios, servicio a Dios, podemos citar:“Solo a Dios se debe adorar y servir” (Lucas 4:8).“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” (Mateo 22: 37).
“Ustedes demostrarán que me aman si obedecen lo que les mando'” (Juan 14:15).Jesús dijo: «¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece» (Juan 14:21).Esto simplemente reafirma que la forma de vida debe estar ‘regida’ por los preceptos de Dios.
Todo lo dicho hasta el momento confirma que la adoración es la actitud del cristiano hacia Dios como su único Señor. Solo a él se adora, solo a él le sirvo, solo ante él me arrodillo. Es el amor primero y el amor último.
Desde Jesús de Nazaret, la adoración de convierte en un encuentro personal, donde él te llama a ser su discípulo y a colaborar en el Proyecto de Reino de Dios. Adorar es ser discípulo de Jesús. Adorar es seguir.
Por todo lo anterior vemos en el Nuevo Testamento que Jesús caminando a la orilla del lago llama a Pedro, Santiago, Juan… Para que le sigan. Desde este momento se genera una vinculación con Jesús que será para siempre, que será hasta la muerte, hasta llegar a la cruz. Esta vinculación genera unos lazos y unas condiciones muy claras que en su máxima expresión son ser igual que el que llama, ser igual que Jesús. El que adora tendrá que caminar como Jesús caminaba, hablar como él hablaba, pensar cómo él pensaba, amar como él amaba. Adorar se convierte en un estilo de vida, en una marta de ser. Llegar a vivir con los mismos sentimientos de Cristo, vivir a la manera de Dios.
Todo esto se convierte en una realidad cuando estamos en la Eucaristía o cuando estamos frente a Jesús sacramentado, pues aquí nos hacemos discípulos, nos hacemos una con Jesús en su vida y su proyecto. Esa es la verdadera Adoración.
La adoración en la vida de nosotros los cristianos se convierte en una oración contemplativa y profunda que significa doblar las rodillas del corazón que nos convierte en hombres y mujeres en total libertad para amar y para servir a los más pequeños y sencillos de este mundo. El verdadero adorador es la persona que todo lo Hace movido por el amor.
Terminadas estas reflexiones podemos hablar de tres tipos de adoración que nosotros y nosotras debemos tener en la vida cristiana:
Concluimos diciendo que puedes adorar a Dios y a Jesús en la creación, en la lectura de los evangelios y en la Eucaristía y exposición del santísimo. Pero no olvides que la adoración es un proceso que debe llevarte a ser como Cristo, a tener sus mismos sentimientos, a ser igual que Cristo.
Fr. Carlos Portillo.OFM