Lucas 5,12-16
¿Quién no ha experimentado los síntomas de las enfermedades y ha sufrido el dolor que produce esta alteración fisiológica, que puede darse en una parte o en todo el cuerpo? Por supuesto que todos, unos en mayor grado que otros. Sin embargo es muy difícil cuando se está sano ponerse en el lugar del enfermo o por lo menos cerca, incluso en muchos casos se puede pensar que lo mejor será alejarse de aquella persona.
El evangelio de Lucas nos relata que un día estaba Jesús, en un pueblo donde había un hombre enfermo de lepra… obviamente en un pueblo hay muchísimas personas pero Jesús, estaba justo enfrente del enfermo y de un ¡LEPROSO¡ déjame aclarar que en tiempos de Jesús, la lepra era una enfermedad incurable muy contagiosa y con muchas consecuencias sociales y religiosas entre las cuales resaltaba que los leprosos debían habitar en las afueras de los poblados lo cual implicaba una marginación y una exclusión total de la familia y la sociedad. Pero JESÚS, ESTABA ALLÍ. Podemos notar con mucha claridad como Jesús, está con la persona que más lo necesita. Con el enfermo, con el triste, con el deprimido, con el que se siente solo. Está contigo.
Otro aspecto importante es la actitud del enfermo, llama la atención que aquel leproso al ver a Jesús, cayó rostro en tierra y le suplicó “Señor, si quieres puedes limpiarme” vemos una actitud humilde y suplicante por parte del enfermo lo cual para él es favorable ya que Jesús pone atención no solo en su enfermedad sino en su fe. Cabe mencionar que también está la actitud de aquel enfermo arrogante que no cree que Jesús pueda hacer algo por él. Esto me pasó en una oportunidad cuando en un hospital le ofrecí a un enfermo poder hacer una oración por Él y me respondió que no y que saliera de su habitación.
Siguiendo el relato del evangelio llama mucho la atención la forma en que Jesús, sana a este enfermo “EXTENDIO LA MANO Y LO TOCO” porqué tenía que tocarlo si solo su palabra era suficiente. Porque hay personas que se consideran indignas de recibir el amor, la misericordia y la sanidad de Dios. En tiempos de Jesús, era inaudito que una persona en su sano juicio tocara a un leproso, vale aclarar que la lepra enfermedad inmunda es también sinónimo de pecado, es por eso que la mano de Dios toca al hombre y lo sana, LO PURO TOCA LO IMPURO Y LO PURIFICA. Deja que Dios toque tu vida y la transforme para siempre.
La oración es una constante en la vida de Jesús, los evangelios relatan en repetidas ocasiones cuando buscaba lugares solitarios para orar, así lo hizo para dar gracias o para pedir al Padre, por la salud de un enfermo. Orar por un enfermo es pedir para que sus dolores sean aliviados, su salud restablecida y debe hacerse con toda confianza con todo el corazón ya que es lo que el enfermo necesita.
Como parte de mi servicio en una parroquia llevé por mucho tiempo la Sagrada Comunión y acompañé en oración a muchos enfermos de un hospital localizado al norte de la ciudad, fue una experiencia extraordinaria pues tuve la oportunidad de ver la mano de Dios, obrando y sanando a muchos enfermos por medio de la Comunión y la Oración. Sanados de la vista, sanados de úlceras en el estomago, sanados de la columna vertebral, tal es el caso de un joven que al lanzarse de un paracaídas este no se abrió en su totalidad y que después de un tiempo gracias a las oraciones logró su recuperación. También a familiares de enfermos que en estado crítico en la sección de cuidados intensivos eran sanados de heridas del alma y del corazón al recibir el perdón, o que con la ayuda del Señor, lograron perdonar las ofensas recibidas. Son muchos los casos en los cuales vimos la mano de Jesús, tocando y sanando todo tipo de dolencias.
Orar por un enfermo es sentir compasión por el que sufre, es tener fe y confianza en el que todo lo puede, es convertirse en el momento crucial de un enfermo en un servidor del Señor, en un discípulo que hace lo que aprendió de su maestro, es rogar al Padre en el nombre de Jesús, por la salud de una persona muchas veces desconocida, es Rezar, Orar y esperar para ver un milagro.
Nuestra actitud hacia el enfermo puede cambiar si seguimos el ejemplo de Jesús, a continuación detallo algunos consejos:
Visita a las personas que conozcas que estén sufriendo alguna enfermedadOra, pide al Señor que alivie sus dolores y le sane de sus dolenciasSi está en tus posibilidades apoya económicamente para la compra de sus medicamentos.
Y La Oración de Fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará, Sant. 5,15
Víctor Hugo Velásquez RodasGuatemala