Lucas 1: 47
Sin duda alguna puedo afirmar que muchas personas y comunidades tienen en común que la oración de alabanza es la que menos tiempo tiene en su espacio de oración. A todos nos gusta pedir perdón y ser perdonados por el Dios de amor. No digamos la oración de peticiones que quisiéramos que fuera más larga ya que hay tanto que pedirle a Dios.
Sé que te ha pasado muchas veces que estás orando y quieres dar gracias o alabar y cuando sientes estás pidiendo; tratas de retomar la oración y luego nuevamente estás pidiendo.
¿Sabes por qué nos pasa eso? La respuesta es simple estamos enfocadas en nosotras mismas; en nuestros problemas, en nuestras necesidades, en nuestras enfermedades, en nuestras propias batallas y no somos capaces de ver a nadie más que no seamos nosotras. Incluso no vemos a Dios que está frente a nosotros.
La virgen María nos enseña en el evangelio de Lucas que nuestra actitud debe ser diferente. Sabemos muy bien cuáles eran las circunstancias que ella estaba viviendo; no eran nada buenas.
Pudo ponerse a pedir por sus necesidades o por las de su prima Isabel, sin embargo de sus labios lo que sale es una alabanza para Dios en la cual reconoce toda su grandeza, poder y misericordia.
Se alaba a Dios por él mismo.
Esto lo hizo porque está llena del Espíritu Santo y lleva en su vientre a Jesús el cual vino a mostrarnos al Padre. De tal manera que nosotras debemos de estar llenas del Espíritu Santo y con Jesús en nuestro corazón para poder ver al Padre y reconocer todas sus cualidades.
Alabar significa: ensalzar, celebrar y elogiar. Cuando vemos al Padre podemos reconocer todas sus cualidades y ensalzar, celebrar y elogiar su santo nombre. Podemos dejar de pensar en nosotras; para enfocarnos sólo en Él. Leí en un libro que una buena técnica es hacer una lista de las cualidades de Dios en orden alfabético por ejemplo: amoroso, bueno, cálido, dador, etc.
Puedes escribir muchas cualidades con la misma letra y esto te ayudará a recordarlas cuando hagas tu oración de alabanza. Este es un buen consejo, sin embargo lo más importante es tener un corazón lleno de gratitud ante todo lo que Dios ha hecho, hace y hará en tu vida.
Incluso podemos alabar a Dios por lo que estamos viviendo ¿Cómo puedo alabar a Dios por esto que me está pasando si no es nada bueno? Puedes pensar, pero déjame decirte que la oración de alabanza también tiene poder. Leí un testimonio en donde un hijo junto con su esposa luego de orar por muchos años para que su padre alcohólico dejara el vicio; escuchan del poder de la oración de alabanza y comienzan a alabar a Dios por eso y el resultado fue la conversión de su padre y por ende que dejara el vicio.
Segunda de crónicas narra que Josafat puso a su ejército a alabar y glorificar a Yahvé y ganaron la batalla. Cuando Moisés está orando y tiene sus manos levantadas el ejército del pueblo hebreo ganaba la batalla pero si bajaba sus manos comenzaba a perder. Nuestras batallas las podemos ganar alzando nuestros brazos al Dios que tiene el poder para darnos la victoria.
La oración de la virgen María es una oración confiada no viendo el presente sino el futuro. Reconociendo lo que Dios ha hecho y puede hacer por ella.
Ruego al Señor porque cada día seamos más como ella y encontremos en la oración de alabanza todo lo que nuestra vida está necesitando. Necesitamos reconocer y estar conscientes de todas las cualidades de nuestro Dios para recordar que estamos confiando en un Dios grande y poderoso.
Recuerda que un día estaremos cara a cara alabando a Dios junto con los ángeles por lo tanto empecemos a practicar.
Diciendo: Alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios por los siglos de los siglos amén. Apocalipsis 7,12
Griselda de Velásquez.