“Y yo pediré al Padre y os dará otro paráclito, para que este con ustedes para siempre”(Jn 14, 16)
El término griego usado en el Evangelio de San Juan, significa abogado, intercesor, el que acompaña.Pero también en la plantación de la vid, existe un pequeño palo o estaca que está al lado de la vid para sostenerla en su proceso de dar abundantes frutos.
Por lo tanto Jesús al hablar de su partida está diciendo que no nos quedamos solos, pues existe una compañía, alguien que va a estar a nuestro lado, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.
Evidentemente Jesús se queda de otras formas entre nosotros:
“Donde dos o más se reúnen en mi nombre allí estaré yo…Mt 18, 15-22), la reunión de la comunidad, del Apostolado, etc. Son momentos en los que también nos encontramos con el Señor.
“En cuanto le hicieron a uno de estos hermanos más pequeños a mi me lo hicieron…”, también el Señor está en el sencillo, el pequeño, en el más necesitado es otra forma de presencia.
“El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna…” Jn 6,53-54 La presencia Eucarística es otra forma como el Señor está entre nosotros, donde podemos encontrarlo y alimentarnos de Él.
Pero además el Espíritu Santo es quien está a mi lado y me sostiene, es una persona, no es solamente una fuerza, es el mismo Dios quien sigue con nosotros. Primero el Padre Crea, el Hijo Redime, Salva y el Espíritu Santo, acompaña, fortalece y santifica.
Por ello en nuestra vida debemos tener la certeza de la compañía y cercanía de Dios a través de su Santo Espíritu, por momentos sentimos como que
Dios nos abandonó, pero es solamente una sensación, la verdad es que Él es fiel y jamás nos deja.
Las situaciones difíciles y adversas hacen pensar que Dios se alejó, pero no es cierto, aún en esos momentos complicados, el Señor no se distancia, es importante mantener la fe y certeza que como buen Consolador, como buen
Paracleto, sigue a nuestro lado nos sostiene como la estaca a la vid, para que este de pie y así pueda dar frutos, tu vida posee un maravilloso plan, hay un proyecto Divino, donde tú debes dar abundantes frutos.
El término consolador es maravilloso, pues expresa esa actitud de abrazo, de ternura, de misericordia, de cercanía, de amor del Espíritu Santo que nos acompaña por el camino de la vida y sabe ser, amigo en el viaje, nuestra fortaleza, nuestra inspiración y nuestra firmeza para no desmayar.
El Espíritu Santo en el Antiguo Testamento, fue dado para algunos, quienes tenían una misión especial, profetas, Jueces, por ejemplo, como David, Gedeón, Sansón, etc.
Con la venida de Jesucristo, su pasión, muerte y resurrección, El Espíritu Santo ha sido enviado a todos aquellos que creen en Jesús, ahora no es para algunos, sino para todo el que cree, nosotros desde que estamos bautizados recibimos esa maravillosa persona del Espíritu Santo.
En el Sacramento de la Confirmación se renueva, y en cada Vigilia Pascual del Sábado Santo, por lo tanto anualmente renovamos todo lo acontecido en nuestro Bautismo, que es la presencia del Espíritu Santo.
Tú que ahora lees estas líneas puedes estar con una situación de decaimiento, de desánimo, de debilidad, te invito a que clames al Espíritu Santo, a que dobles rodillas, pues solamente Él puede renovar nuestro interior.
Jesús deja claro que este Espíritu Santo estará para siempre, no solamente por algún tiempo, sino será quien toda nuestra vida no acompañará y a quien con toda confianza podemos dirigirnos.
Jamás dejemos que nos invada la sensación de soledad, pues es falso, siempre nuestro buen Dios nos ha dejado la compañía, la cercanía, del Espíritu Santo, muchas personas consideran que están solas, se dejan llevar por el sentimiento de depresión, de angustia, de desesperación, pero tú debes siempre clamar al Espíritu, pues es la mano que sostiene, el amigo que acompaña, la fuerza que se renueva, quien llena nuestros vacíos y nos permite siempre seguir adelante.
Quien se toma de la mano del Dios de la Serenidad, nunca experimenta soledad.
Pbro. Manuel Armando Abac