Querida amiga: este es el último versículo del salmo 91, como has podido observar es un salmo donde la motivación del autor ha sido, transmitir aquella confianza en Dios, que nos socorre y jamás nos abandona, se basa en la certeza de que nuestra vida está en sus manos. Ya el nombre del salmo es sugestivo, “Bajo las alas divinas”, es decir, la seguridad que proviene de saberse protegido por Dios, caminar por la vida sabiendo que hay un alguien que protege, que está a nuestro lado y en quien podemos sentirnos seguros.
En concreto, este verso 16 subraya la vida actual en donde, como en la antigüedad, también el ser humano busca obtener una larga vida, pero no es el famoso deseo de la eterna juventud, sino el deseo de la abundancia de vida experimentada a plenitud, en la total serenidad de quien ha puesto su fe en el Señor y para quien, por lo tanto, la larga vida es de alegría, confianza y serenidad interior.
Mostrar la salvación no significa esperar a la muerte para que el alma sea salvada, claro que no, más bien implica que desde hoy la persona pueda experimentar en Cristo la salvación, si hay un sincero arrepentimiento y una clara apertura a la presencia del Señor en nuestro corazón.
Estamos en el año de la fe en toda la Iglesia y este verso expresa, precisamente, la fe en Jesús, la cual provoca la vida con optimismo a pesar de la violencia pero, además, nos lleva a experimentar la exquisita realidad de Jesús refrescando nuestras vidas, fortaleciéndonos en nuestros momentos de debilidad y permitiéndonos seguir caminando como discípulos y apóstoles en la búsqueda de una vida mejor y una sociedad más justa y fraterna.
Padre Manuel Abac